Jorge Albaracin PhD.
En estos días, he estado leyendo una serie de artículos que analizan, la situación de los productores agropecuarios (agricultura familiar, pequeños, medianos y grandes) y el comercio internacional de alimentos. Si bien, cada día crece el número de estos artículos que analizan desde diferentes tópicos la situación, ya que vamos teniendo más información; no dejo de preguntarme, ¿qué estamos haciendo en esta cuarentena como país y que pensamos hacer después de la misma?
Un tema, que llama la atención, es que reiteradamente se menciona, pero de manera general sin entrar en detalles, que se tiene un shock o un quiebre entre la oferta y demanda de alimentos. Entre las causas que explican este desfase, mencionan, el cierre de las fronteras, donde los afectados son los exportadores, al reducirse el flujo comercial, debido a las limitaciones principalmente operativas pues, si bien no hay un desabastecimiento total de materias primas, sí existen retrasos en las importaciones y exportaciones, ya sea de insumos o productos para la producción agrícola. La preocupación esta también, en aquellos productos cuyas campañas de cosecha están por iniciar y están destinados exclusivamente a los mercados internacionales. El hecho es que algunos transportistas se han contagiado con corona virus, lo cual está ocasionando pánico entre los choferes, quienes se están empezando a negar para seguir trabajando.
Por otro lado, nuestros agricultores, donde la gran mayoría son pequeñas unidades de producción familiar, que proveen de alimentos, al mercado interno, también están siendo golpeados y se sienten afectados. Ya que, sus sistemas productivos, continúan produciendo y por lo tanto, están en actividad. Lo que les está golpeando, son los sobrecostos que se han dado por la mano de obra, insumos más caros y transporte más costoso, que hacen que en definitiva se les pague menos por sus productos. También, se están viendo afectados, los pequeños, medianos productores y los avicultores que, sumándose a las limitaciones logísticas, tienen las restricciones de libre tránsito y la concentración de personas, que limitan la disponibilidad de mano de obra para la ejecución de labores necesarias en el campo y los mataderos.
Las cadenas de distribución, normalmente siempre manejan sus propios precios, sujetos a la oferta y la demanda, ahí también se ha dado especulación que afecta a los pequeños agricultores. La agroindustria, por el momento no se está viendo afectada en cuanto a insumos y consumo final todavía, pero en un futuro muy cercano, sí puede ser afectada, porque el trabajo logístico es mayor y los alimentos llegarán encarecidos; no sabemos si el cliente final estará dispuesto y en las condiciones para pagar esos precios. Bolivia comparada con otros países, tiene una muy baja diversidad de productos de exportación, es decir nuestras exportaciones se concentran en commodities de cereales (maíz, soya, azúcar, arroz), intensivos en capital, pero muy poco en commodities de alto valor (frutas, vegetales, carnes, pescado, etc.), que, si están siendo afectados, porque las frutas y las carnes, son los que más se mueven por ser productos bastante perecederos y cuya producción es con capital intensivo en trabajo. A estos últimos, el Corona virus también les afecta de dos formas: Por la cuarentena, que reduce los trabajos y por temas de salud que reduce la capacidad de la gente y de su trabajo (conversatorio MERCOSUR)1 .
Considero que se está manejando una hipótesis no muy certera, en la relación oferta-demanda. No la veo como una relación de económica clásica de oferta y demanda. Hay producción, que viene de la campaña 2019-2020, donde no tuvimos problemas ni restricciones. Lo que no podemos hacer es, cometer el error de ponerle barreras a su circulación para su distribución, en el territorio nacional. Lo que hay que hacer, es ver la mejor forma de movilizar esta producción, respetando las restricciones sanitarias, para el abastecimiento de los mercados. Algunos indican que puede haber una acumulación, porque la demanda ha bajado, en el caso de los alimentos no lo veo así, ya que la población es la misma y su consumo no ha variado, tan drásticamente, como para que nos lleve a pensar y hablar de una hambruna, producto de la cuarentena. Lo que ha variado es el suministro y la forma de consumo, todo se ha concentrado en la preparación delos alimentos en los hogares, ya que los restaurantes y los centros de comida rápida están cerrados, pero la gente sigue consumiendo.
Por otra parte, lo que me preocupa y es lo que tenemos que prever, es tener el cuidado como Estado, de garantizar la siembra, para tener una cosecha a finales de este año y no se nos venga un problema de falta de alimentos más adelante. Por lo tanto, las acciones tienen que moverse en garantizar la disponibilidad de insumos (semillas, fertilizantes), capital a través de créditos pertinentes (con mecanismos rápido de aprobación, tasa de interés cero, tiempos de gracias para el pago de capital, disponibilidad de maquinaría, etc.), que permitan la siembra; es necesario generar un estímulo, para el agricultor tradicional, pues históricamente él ha sido relegado y no tiene la espalda financiera de un agroindustrial para enfrentar la crisis, además de tener una cadena terciarizada con mucha especulación en el medio. Tenemos que prever también que, en la próxima cosecha, el agricultor encontrará además a consumidores con una economía golpeada.
Las acciones estratégicas de producción, de corto plazo a ser llevadas por el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras (MDRyT), deben identificar y priorizar, las regiones agrícolas, donde las condiciones climáticas locales, permiten y tienen las condiciones para la siembra de otoño e invierno. Esto es importante, ya que nuestra balanza comercial, especialmente de productos alimenticios (hortalizas y frutas), en los últimos años, ha mostrado saldos negativos, lo cual muestra que tenemos serios problemas, para abastecer nuestro propio mercado interno y considerando que los mercados internacionales se han cerrado o se ha disminuido drásticamente el flujo de alimentos, no podemos dejar de considerar que tenemos que resolver este problema y cerrar la brecha comercial.
Entonces, como estrategia, debemos, por un lado, fortalecer a las zonas productoras de alimentos, para cubrir el déficit de producción de alimentos que tenemos y por otro, en el tema de salud, generar un cordón de seguridad o frontera para la zona de producción, que permita la producción y a la vez el cuidado en el intercambio y contacto entre el proveedor y los productores, que por el momento están libres del Corona virus. Es decir, tener la prioridad de preservar las zonas agrícolas libres del virus, con cordones de seguridad, que eviten la transmisión, pero al mismo tiempo estos cordones deben permitir y garantizar que exista la siembra que garantice una producción y el volumen necesario de alimentos. Acá el rol que debe asumir el Ministerio, es el de hacer un seguimiento estricto. Primero, a la provisión de insumos y garantizar que se den la condiciones para la siembra, por lo tanto, debe elaborar un listado de servicios que no pueden parar de ser otorgados; segundo, hacer un seguimiento detallado de las superficies sembradas por tipo de cultivo y en cada zona; esto es importante ya que debe llevar a tener un seguimiento. Por una parte, que superficie se ha sembrado y el volumen de producción que se espera tener, esta debe, ser monitoreada en relación a la demanda interna de alimentos de la población, esto para ver, qué porcentaje de la demanda de alimentos se puede cubrir. Pero esta evaluación de la demanda, no debe tener un carácter global; sino, debe ser por departamentos y prioritariamente por la demanda que pueden tener las principales ciudades; esto debido a que se deben considerar, como una parte fundamental de la estrategia, el abastecimiento a través de los circuitos cortos o locales.
Estos circuitos cortos además de garantizas, la baja movilidad de los productores, intermediarios y de otros actores que participan en la cadena de alimentos, también reducen la movilidad de las personas y garantizan la salud de las familias de productores. Así mismo, los gobiernos departamentales y municipales en el marco de sus autonomías, pueden apoyar, como ya está ocurriendo con los mercados móviles en el abastecimiento, los programas de compras publicas y la circulación de los alimentos en los centros urbanos.
El tema de alimentos, no solo es responsabilidad del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras (MDRyT), por tratarse de un tema multisectorial, la temática abarca a otros ministerios. Por buena suerte, el Estado tiene el Consejo Nacional de Alimentación y Nutrición (CONAN), presidido por el Presidente del Estado Plurinacional y conformado por 10 ministerios (Salud, Educación, Planificación del Desarrollo, Medio Ambiente y Agua, Economía y Finanzas Públicas, Justicia, Desarrollo Productivo y Economía Plural, Desarrollo Rural y Tierras) y representantes de Organizaciones Sociales y de la Sociedad Civil. El CONAN ha venido operando durante varios años y puede ser la instancia más pertinente de coordinación y articulación, de las actividades propuestas en el párrafo anterior, ya que se necesita un ente que entienda y maneje la problemática intersectorial, que no solo es de producción de alimentación sino también implica los temas de salud y economía.
Para finalizar, es importante considerar, que el análisis de la coyuntura actual que estamos viviendo, en el caso de la provisión de alimentos, nos tiene que llevar a pensar que en estos meses no tendremos problemas serios de abastecimiento de alimentos. Pero si descuidamos la preparación de terrenos, la siembra y la otorgación de las condiciones necesarias a los productores agropecuarios, en los próximos dos a tres meses, tendremos problemas de alimentos a finales de este año. Ya que, en el sector agrícola es donde se trabaja en función a procesos bilógicos y cíclicos que no los podemos alterar, y donde las buenas o malas decisiones recién se las siente uno o dos años después.
1 Síntesis Conversatorio: “Intercambio de políticas e instrumentos para el Desarrollo Rural y AF, articulación regional para mitigar la situación generada por el Covid-19 en el MERCOSUR Ampliado. 03 de abril 2020.
Jorge Albaracin PhD. Docente investigador del CIDES- UMSA. Sub director de formación. Coordinador del Doctorado en Ciencias del Desarrollo Rural.